ENTÈRATE POP, OPINIÒN.- Para la OMS/OPS la salud sexual y reproductiva de la mujer es un estado de bienestar integral relacionado con su sistema reproductivo. Implica el derecho a disfrutar de plenitud sexual sin temor a procrear ni enfermar.
Para lograrlo, estás deben tener acceso a información, pero, además, disponer de hospitales que garanticen asistencia eficaz y oportuna para un embarazo adecuado, un parto sin riesgo y un bebe sano. Es un magno derecho que solamente bajo el ejercicio sublime y/o brutal de formas de violencia deja de ser usufructuado por la mujer.
Es por ello que la ONU hace un llamado a la reflexión los 25 de noviembre de cada año, día en el cual se perpetró el asesinato de tres mujeres, brutal expresión del uso de la violencia como instrumento para negar el ejercicio de derechos humanos fundamentales de la mujer en la República Dominicana. El uso de la violencia en este sentido tiene ribetes globales en la plenitud del siglo XXI, como lo muestra el testimonio de las víctimas encuestas por la OPS/OMS en estudios efectuados al respecto.
Se ha podido apreciar el uso de dicho instrumento en 161 países y zonas entre los años 2000 y 2018, afectando el treinta por ciento de la población mundial femenina. Esta condición está asociada, de acuerdo a las agencias citadas, a factores tales, como: bajo nivel de instrucción, uso nocivo de alcohol, normas comunitarias que otorgan privilegios o una condición superior a los hombres e inferior a las mujeres, escaso acceso de estas a empleo remunerado, discordia e insatisfacción marital, sanciones jurídicas insuficientes, entre otros.
Los mismos, en países en vía de desarrollo, son factores de riesgo para la salud sexual y reproductiva de la mujer, impactándola en lo físico, mental, sexual y reproductivo a corto y largo plazo. La exposición a dichos factores le ocasiona eventos patológicos entre los que se consideran: homicidios y suicidios, lesiones físicas, embarazos no deseados, problemas ginecológicos e infecciones de transmisión sexual, entre ellas la infección por el VIH.
Es pertinente acotar, que la violencia al sexo femenino durante el embarazo está asociada con un aumento en la probabilidad de abortos involuntarios, muertes fetales, partos prematuros, bebés con bajo peso al nacer… Por demás, de estar asociada a depresión, estrés postraumático, insomnio, trastornos alimentarios y cefaleas.
Esta situación, fruto consustancial a la inequidad social y económica de la ideología dominante del modelo neoliberal, es imposible prevenir desde la perspectiva del sistema sanitario, por ello, no se puede esperar de un modelo de atención centrado en los hospitales prestar servicios integrales,seguros, empáticos, centrados en las necesidades de mujeres embarazadas en la condición de violencia que le brinda la comunidad. De ahí, que sea característica común de los servicios prestados en los hospitales el ejercicio de violencia obstétrica como expresión de negación del derecho a la salud sexual y reproductiva de la mujer.
Se expresa en niveles bajo en la seguridad de la atención, prolongados tiempos de espera e insuficiente interacción con el personal médico; además, atención no protocolizada y, para colofón, falta de medicamentos, equipos e insumos indispensables en todo el proceso de atención obstétrica durante el periodo de embarazo, parto y puerperio.
No es de extrañar por ello que, los servicios de salud de salud brindados en la red de hospitales concluyan en el 80% de los casos en muertes evitables por hemorragia cerebral fruto de crisis hipertensiva; o desangradas por falta de supervisión luego del parto; en shock séptico, como consecuencia de neumonía, endometritis…; y, como colofón, fallecimiento de los niños infectados al atravesar un canal de parto contaminado, en fin, todas causas corregibles durante el proceso de seguimiento prenatal.
Honrar la memoria de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal para el 25 de noviembre del año 2022 es factible con solo eliminar la violencia obstétrica ejercida al proveerle los servicios asistenciales a la mujer, mediante la organización de los mismos, garantizándole el seguimiento adecuado al embarazo, para lograr un parto seguro y obtener un bebe sano.
Por: Roberto Lafontaine
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